Los ascensores del director

A poco que agudicemos la mirada podremos ver los hilos que mueven las marionetas mediáticas y cómo estos hilos van ascendiendo sobre las manos que aparentan manejar los hilos y así en una cadena entrelazada de peleles haciendo ecos del eco de la voz realmente cantante. Pero no será el motivo de la publicación de hoy tratar de desentrañar los mecanismos psicopáticos de los poderes fácticos que se supone que nos gobiernan. Hoy vamos a ir más allá, más hondo, directos a entrevistarnos con el verdadero director de nuestra película, el inconsciente.

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Podemos caracterizar al inconsciente, como venía diciendo en la introducción, como el verdadero poder en la sombra, aquel personaje que mueve los hilos invisibles que realmente generan cambios y acontecimientos en nuestra vida, aquel tipo sentado en su sofá de piel que con una mano acaricia a su gato persa y con la otra pulsa los botones rojos que nos llevan, en el mayor de los casos, a desesperar.

Pero no quiero que lo veamos como al malo de la película, eso lo podemos dejar para cuando hablemos de gobiernos corruptos, de multinacionales que compran políticos y de la escoria que sigue usurpando nuestros derechos y nuestras libertades. Por suerte, el inconsciente que habita en nuestras sombras está, a priori y normalmente, enfocado y dedicado a obtener una mejor versión de cada uno de nosotros. Con esto no digo que sea amable, que nos lo ponga fácil, ni que sea sencillo sentarse a conversar con él de cara a establecer acuerdos u obtener explicaciones de por qué mueve los hilos del modo en que lo hace.

Pero sí, este espacio de nuestra mente y si me apuras de la mente colectiva, aloja en su haber más conocimiento de nosotros y nuestros mecanismos internos del que jamas lleguemos a imaginar. Y parte de ello no radica solo en nuestra limitada capacidad para procesar la información, sino en nuestros temores a enfrentar realidades incómodas.

Por una parte el cerebro, una de las marionetas del inconsciente, dados sus limites, debe crear modelos simplificados de la realidad para poder desenvolverse en el día a día y proteger el sistema para seguir sobreviviendo. Modelos, sin lugar a dudas, incompletos, simples y bastante estereotipados. Por otra parte, la incesante entrada de información a nuestro sistema necesita de mecanismos de filtrado que distingan lo importante y necesario de lo superfluo y no procedente, como es el caso del sistema de activación reticular. De modo que podemos afirmar que nosotros, con el grado de consciencia natural, no tenemos mucha capacidad de maniobra en lo que respecta a conocer nuestros mecanismos internos y mucho menos la capacidad operativa para poder generar mejoras en los mismos.

«Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de consciencia en el que se creó»

Albert Einstein
Premio Nobel de Física 1921

Y es aquí donde nace uno de nuestros problemas: cuando una determinada cosmovisión domina nuestra forma de pensar intentamos explicar cada situación a través de la misma. Albert Einstein lo explicó muy bien cuando dijo que ningún problema puede ser resuelto desde el mismo nivel de consciencia desde el que se ha creado. O visto de una forma más proactiva: si deseas solucionar cualquier problema mental, emocional o espiritual, deberás acceder a otro nivel de consciencia si quieres obtener resultados.

Parece bastante obvia la propuesta pero normalmente nos empeñamos en seguir golpeando el árbol con el filo romo de nuestra hacha, cada vez más fuerte y en diferentes puntos sin detenernos a pensar que quizá vaya siendo hora de afilar la herramienta.

Lo puedes ver materializado en años de terapia que no te conducen sino mismo lugar del que partías, en patrones tóxicos repetitivos en tu vida, en relaciones de pareja que convocan siempre los mismos problemas, en heridas que no terminan de cerrar porque todos los golpes siempre van a ellas… en definitiva, que nos empeñamos desde nuestra ignorancia en seguir golpeando el árbol a la espera de que esta vez caiga por arte de magia.

Y yo, como tú, me cansé. Me cansé de no encontrar respuestas, de repetir patrones, de encontrarme dando vueltas en círculo y en volver, cada vez, al punto de origen. Eso sí, más viejo pero igual de torpe. Así que me decidí a pedir una reunión con el director. No, no con esos charlatanes que me susurran sus consejos al oído desde hace años. En esta ocasión quería una reunión con el director de verdad: el inconsciente.

Y puestos a elegir, hay varios ascensores que nos llevan directos a su oficina. Sin duda no los he probado todos ni creo, a estas alturas, que tampoco haga falta, pero finalmente he logrado sentarme con él, entablar conversación y comprender. No es un tipo que hable con la claridad que ahora te hablo yo, pero se le entiende. A veces se tarda un poco en descifrar su mensaje y otras lo captas al instante pero lo que es seguro es que estos ascensores suponen el salto de consciencia necesario y suficiente para encarar los problemas desde una ampliada cosmovisión.

2ª Edición de “El domador de cerebros”

Toma consciencia de cómo tu cerebro y tu mente alteran tu realidad.

2ª Edición de “El domador de cerebros”

Toma consciencia de cómo tu cerebro y tu mente alteran tu realidad.

Como ya te comenté en mi primer libro, “El domador de cerebros”, algunos de mis intentos de aproximación al inconsciente han sido a través de la Anatheoresis, la Ayahuasca, los sonidos binaurales, la respiración holotrópica y la hipnosis, pero en mi caso particular no han dejado de ser unas escaleras interminables en comparación con los ascensores de los que te voy a hablar a continuación.

Y entonces, ¿cuáles han sido y son mis dos ascensores con parada directa en el despacho del inconsciente? Por una parte los sueños lúcidos y por otra los psicodélicos, concretamente la dietilamida de ácido lisérgico o comúnmente llamado LSD. Así en pocas palabras un sueño lúcido es la capacidad para despertarnos dentro de nuestros sueños, con consciencia y control, mientras nuestro cuerpo sigue durmiendo en la cama. Los sueños lúcidos tienen amplia y suficiente evidencia científica contrastada para poder trabajar terapéuticamente con ellos.

Y por otra parte el LSD, ¿qué decir de esta sustancia? Pues mucho y muy contrario a todo lo que se nos ha inoculado para desprestigiarla y demonizarla con pruebas falsas y con los medios publicando noticias compradas por la mafia de las grandes farmacéuticas. Sino investiga en el fabuloso trabajo que está realizando el doctor Carhart-Harris en el Imperial College de Londres o los estudios que va publicando el centro de investigación psicodélico del Hospital Johns Hopkins en Estados Unidos. Por suerte para muchos vivimos un renacimiento de métodos y sustancias alternativas para paliar lo que la mafia farmacéutica se ha encargado durante décadas de ocultar.

Pero volvamos a la experiencia con los ascensores. Entre los sueños lúcidos y el protocolo de consumo de LSD hemos logrado expandir la consciencia muchos de mis compañeros y yo para alcanzar a comprender y desentrañar algunos de los nudos que se han creado en la breve historia de nuestra existencia. Basta con ver un cerebro en estado normal de vigilia al escáner o verlo bajo los efectos de un sueño lúcido o bajo la estimulación de los receptores de serotonina que provoca el LSD. Para que te hagas una idea sería como comparar la luz desprendida por una bombilla de 100 vatios con la que irradia una cerilla. Y es ahí donde se produce esa expansión, esa subida de nivel, ese incremento de consciencia necesario para habilitar e interconectar áreas de nuestro cerebro que normalmente no se van a “encender ni conectar” normalmente.

Sin duda no recomendaría a nadie coger un ascensor directo a una reunión con su inconsciente sin haberse antes entrenado en progresivas expansiones de la consciencia por otros medios más progresivos. Imagina que estás buscando trabajo en una compañía multinacional y te ofrecen la posibilidad de entrevistarte con el presidente de la misma.

Desearás haber tenido previamente entrevistas menores antes de lanzarte directamente a esta reunión con el capo de la gran multinacional. Y es que el inconsciente es algo así, un gran magnate que no quiere perder un segundo y al que hay que dirigirse con las ideas bien claras, los propósitos bien definidos y un plan bien diseñado antes de abrir la boca ante él.

Es entonces cuando el inconsciente te abre la puerta, se sienta a tu lado y te muestra, comparte y te responde. Con un lenguaje inefable comprendes, accedes a desbloquear los bloqueos, reubicas los engranajes que chirriaban y algo superior a nuestra comprensión opera los mecanismos necesarios para reorganizar el caos. Pero claro, hay que hablar directamente con el director, con el inconsciente, de tú a tú, sino, normalmente, el mensaje se pierde, se confunde, se diluye y termina por no llegar o llega muy distorsionado. Y sí, superar tus temores es el pequeño precio a pagar por una reunión de este calibre; una reunión de la que volverás con una consciencia más expandida de la realidad y una visión más profunda y ampliada de todo lo que te rodea, incluyéndote a ti.

Unas pocas referencias:

Las siguientes propuestas NO son suficientes para iniciarte en esta aventura pero sí considero que son necesarias para limpiar tu mente de ideas preconcebidas, para ampliar la perspectiva y liberarte de la cantidad de basura que se ha lanzado durante años acerca del uso de psicodélicos con carácter NO recreativo. Ambos libros me resultaron muy pesados de leer, hasta aburridos díría, pero logran hacer el mencionado ejercicio de limpieza que te comento. Por eso te comparto también el documental de Michael Pollan basado en su libro, que se hace algo más ameno.

Libro
«Cómo cambiar tu mente»
Leer sinopsis aquí

Libro
«Guía del explorador psicodélico»
Leer sinopsis aquí

Documental
«Cómo cambiar tu mente»
Disponible en Netflix

«Imperial College London» Centre for Psychedelic Research. Página web

«Johns Hopkins» Center for psychedelic & consciousness research. Página web

Unas pocas referencias:

Libro
«Cómo cambiar tu mente»
Leer sinopsis aquí

Libro
«Guía del explorador psicodélico»
Leer sinopsis aquí

Documental
«Cómo cambiar tu mente»
Disponible en Netflix

«Imperial College London» Centre for Psychedelic Research. Página web

«Johns Hopkins» Center for psychedelic & consciousness research Página web

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_ La absorvente fotografía de la escalera es de Imelda Jonuzi con licencia cc